El mágico poder de la sonrisa
Hace unos años, coincidiendo con unas rebajas en
unos grandes almacenes, a una amiga muy cercana, Paula, le pasaron unas cuantas
cosas divertidas. Ella estaba sumamente interesada en comprar vestidos. Así que
se dirigió hacia la sección donde estaban y comenzó a buscar, revolviendo todos
los que estaban allí. Por supuesto, el almacén estaba repleto de gente
comprando ropa. Entonces dirigiéndose a la empleada le preguntó: ¿Podría
decirme si tienen este mismo modelo en rojo?”, y la chica le respondió: “Lo que
ve aquí es lo que hay. ¡Y no revuelva más!”. Ante tal actitud, y semejante
respuesta, mi amiga dejó el traje allí, muy molesta, y sintiéndose maltratada,
se prometió a sí misma no volver a comprar en esos almacenes. Unos días
después, y estando más calmada, Paula pasó por mi casa y comenzamos a hablar
sobre lo que le había pasado. Le pregunté cómo le había ido en la otra tienda,
donde había decidido ir después del mal rato que pasó, y me dijo: “Pili, estoy
encantada con esa nueva tienda a donde fui. Entré en el departamento de trajes,
y le expliqué a una de las señoritas el tipo de modelo y el color que deseaba”.
Entonces le dije: “Apuesto a que te enseñó todo los modelos que tenían en
rojo”. A lo que Paula respondió: “Pues no, simplemente me miró a los ojos y me
sonrió. Y me trató con tanta dulzura que, a pesar de que no tenían nada en
rojo, terminé comprando tres trajes, uno en azul, otro violeta y uno amarillo”.
Aquel día, ambas entendimos cuán importante, y determinante, es la actitud de una persona.
Estos son los milagros que provocan una simple y dulce
sonrisa. Alguien dijo: “La sonrisa es la única curva que lo endereza todo”, y
tiene mucha razón. En el caso de esta sencilla historia, una sonrisa vino
siendo la diferencia entre una venta exitosa, y un almacén lleno de artículos
sin vender. Una sonrisa es la frontera entre la amistad o el rechazo. Sonreírle
a alguien puede cambiarle por completo el día, brindándole esperanza. Una
sonrisa consigue derribar las barreras del odio, de cualquier tipo de racismo o
rechazo, de las diferencias políticas y religiosas, y a veces puede llegar a
significar la diferencia entre la guerra
o la paz. Una sonrisa conquista el corazón, y transforma el mal humor en
amabilidad. Probemos sonreír, sin importar las diferencias, y conseguiremos que
nuestro entorno cambie, y nuestras relaciones mejoren. Tratemos de hacer de
este mundo un lugar mejor. Sonríe, y tropezarás con muchas sorpresas cada día.
¡Que Dios te dé un Feliz Día! Any
Aular
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