Dios está en medio de la tormenta
Después del huracán Harvey, ocurrieron muchos eventos que claramente
mostraron cómo Dios protege a quienes en Él confían. Esta historia transcurre
en Texas. Jim Debes había estado buscando a una de sus vecinas, una viuda que
había tenido que dejar su casa debido a las inundaciones. Sabía lo nerviosa que
estaba por dejar su hogar. Ella pidió a Dios, una y otra vez por la protección
de Dios. Jim le prometió que cuidaría de su residencia. Incluso fue allí
después de que la evacuaron para guardar algunas de sus cosas en el ático, para
que no se dañaran con el agua. Cuando se fue, notó que no tenía electricidad en
su casa, y por lo tanto las puertas eléctricas estaban abiertas de par en par. Una
semana más tarde, Jim regresó a la casa para verificar las cosas. Para su
sorpresa, las puertas estaban firmemente cerradas, sostenidas en su lugar por
un poste de teléfono de 15 metros. El poste simplemente flotaba y fue lo que
mantuvo la propiedad a salvo de escombros, animales y saqueadores. Jim estaba
asombrado, pues había presenciado la respuesta a las oraciones de su vecina,
siendo testigo del inquebrantable amor y la protección de Dios. Esto nos dice
que Dios toma el control cuando así se lo pedimos. Puede que un huracán de
problemas e incertidumbres haya tocado nuestra vida, haciéndonos sentir
impotentes, y con inseguridad por el futuro que nos espera. Puede que las circunstancias que estamos
viviendo, nos hayan llevado a sentir pánico y temor constantes. Y es muy probable
también que la vida como la conocíamos, haya dado un giro de 180 grados,
haciéndonos sentir confundidos, sin saber qué hacer. Pero el punto es que, así
como la viuda de la historia, pongamos en manos de Dios nuestra vida, nuestros
proyectos, planes y deseos, y Él hará algo maravilloso. Como en la historia,
Dios usará la misma tormenta para sacarte a flote e iluminar tu oscuridad. No estás
solo en la lucha. La mano de Dios está tendida hacia ti. Él está esperando que
le hables, que le digas lo que pasa, lo que sientes, lo que quieres, y que no
te des por vencido. Recuerda que seguimos siendo ganadores, siempre y cuando no
nos dejemos vencer por la adversidad. Recupera tus ganas de vivir, levántate,
busca soluciones y hallarás respuestas maravillosas. Rendirse no es una opción,
pues el hecho de seguir vivos, es en sí un milagro. Así que anímate, pues Dios
bendice a todo aquel que no se da por vencido. ¡Que Dios te de un Feliz
Día! Any Aular
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