Sorpresa de cumpleaños

Fue uno de esos atardeceres espantosos.  Nada marchaba bien. Incluso el viaje de regreso a casa, al terminar la cena, fue pésimo. El padre estaba enojado.  El hijo de apenas dieciséis años, consideraba su vida arruinada porque aún no tenía su licencia.  El de once años gritaba. La madre estaba enfadada por haber gastado tanto dinero en aquel estupendo restaurante. Al llegar a casa, decidió hacer la torta. Se dirigió a la cocina y buscó los ingredientes para elaborar el pastel favorito de su hijo mayor.  En diez minutos, casi por arte de magia, el humor de toda la familia se transformó. El hijo de casi dieciséis años, fue a la cocina, vio lo que hacía su madre, y la abrazó por hacerlo, a pesar de su conducta.  El de once años estaba emocionado porque le fue permitido colaborar con la mezcla del pastel.  El padre estaba feliz al ver que todos habían dejado de reñir. Y la madre se asombraba al ver que a pesar de todo lo sucedido, su gesto, tornaba la acción de hornear un pastel, en un muy sentido cuadro de amor. Nunca imaginaremos lo importante que son nuestras pequeñas acciones.
A pesar de que las cosas no estén saliendo bien, tratemos siempre de mostrar el amor. Siempre viviremos momentos desagradables. Pero es posible cambiar la tristeza en alegría con un simple gesto de nuestra parte. Insistamos en producir un cambio a nuestras circunstancias. Tratemos de cambiar y todo saldrá mejor. ¡Que Dios te de un Feliz Día!  Any Aular

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