La mano de Dios
Del
otro lado del mundo, en un orfanatorio coreano, la pequeña Yee Seul esperaba el
momento de formar parte de nuestra familia. Pero un contratiempo tras otro
entorpecía el procedimiento de adopción. Todo lo que yo tenía era una foto de
ella vestida con overol rojo, y cierta información sobre su historia, incluido
el significado de su nombre. Transcurrieron los meses. “Dios mío”, oré una
noche, “por favor, prométeme que Yee Seul será pronto parte de nuestra
familia”. Para levantarme el ánimo, mi esposo me llevó a cenar a un restaurante
de comida china. Cuando terminé, partí una galleta de la fortuna. El papelito
que llevaba dentro decía: “El amor es frágil como una flor y raro como una
perla”. Se me inundaron los ojos de lágrimas. Tres semanas después, Yee Seul
vino a vivir con nosotros. La llamamos Caroline, pero también conserva su
nombre coreano, que significa “Flor de Perla”. –Mary Tilghman
No estamos solos. Hay un Dios en los cielos que
está atento a nuestras necesidades y El nos habla constantemente, valiéndose,
por lo general, de las circunstancias y maneras más sencillas. Podemos escuchar
su voz en el sol que sale cada mañana diciéndonos que siempre habrá un nuevo
comienzo, en cada flor y cada árbol recordándonos que estamos rodeados de sus
maravillas, en cada niño que se acerca a nosotros haciéndonos ver que puede
usar incluso a las personas más sencillas para iluminar nuestras vidas y
ayudarnos en nuestro camino… No nos apesadumbremos si lo que tanto esperamos
todavía no ha llegado, seamos perseverantes en nuestra búsqueda y confiemos,
esperemos tranquilos porque todo se solucionará. ¡Que Dios te de un feliz Día! Any Aular
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