La importancia de dar el ejemplo
Según cuenta la leyenda, un
misionero cayó de un barco mientras navegaba en alta mar y fue arrastrado
por el agua hasta la orilla de una remota isla. Las personas de la isla
lo encontraron y lo cuidaron y curaron ya que estaba casi muerto por la falta
de comida y de agua fresca. Vivió entre ellos durante veinte años,
adaptándose a su estilo de vida y forma de trabajo. No predicó sermones. No
obstante, cuando alguien se enfermaba, él se sentaba con el enfermo, a veces
durante toda la noche y lo atendía. Cuando estaban hambrientos, les daba
de comer. Cuando se sentían solitarios, les ofrecía un oído para escucharlos.
Siempre estuvo al lado del que se había equivocado. Llegó un día en el que unos
misioneros llegaron a esta isla y comenzaron a hablarles a las personas acerca
de Jesús. Luego de escucharlos, la gente de la isla insistía en que Jesús ya había estado viviendo
con ellos durante muchos años. “Vengan”: les dijo uno de ellos, “se los
presentaremos”. Los misioneros fueron conducidos a una cabaña donde se
encontraron con el misionero y reconocieron a su compañero, al cual habían dado
por muerto hace veinte años.
Nuestros
hechos dicen mucho de nosotros mismos. La forma en que respondemos a la vida y
a lo que nos sucede, la manera en que tratamos a los demás en determinadas
circunstancias, sean favorables o adversas, es lo que nos define y es lo que
dice a las personas que nos rodean de que está lleno nuestro corazón, que es lo
que nos mueve: el amor o el egoísmo. Es importante que cuidemos nuestras
reacciones, tratemos de responder con amor y consideración ante cualquier
situación o reto, esforcémonos en comunicar cariño, comprensión y consideración
a nuestro prójimo… Si lo hacemos no harán falta las palabras para describir con
exactitud cómo es Dios. ¡Que Dios te de un Feliz Día! Any Aular
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