El Poder Que Me Cambió La Vida
Lo
que me pasó es difícil de creer pero sucedió. En 1991 estaba en el apogeo de mi
carrera. Tenía un álbum exitoso de música country y había recibido otros
16 premios. Pero mi vida personal era un desastre. Era adicto al alcohol y mi
matrimonio estaba por el suelo. Peor aún, mi amor por la música se había desaparecido.
Crecí en el pequeño pueblo de Grit, Virginia. La fe era importante para mi
familia. Era el menor de cinco hijos y a menudo íbamos a la iglesia a cantarle
a Dios. Yo era tan pequeño que mis padres me tenían que alzar para ver a los
demás. Mis padres me alentaron en mi amor por la música y aprendí a tocar la
guitarra. Cuando me convertí en un adolescente mi gusto por la música se amplió
y tocaba música country. Finalmente mi hermano me llevó con un grupo que se
reunía en un granero, y a los 18 años dejé de asistir a la iglesia y de cantarle
a Dios. Traté de comenzar una carrera en el mundo de la música. Me casé y me
mudé a Nashville. Allí probé una muy variable cantidad de trabajos, hasta que
mi esposa conoció a la esposa de un hombre que tenía contactos en la disquera.
Me escuchó cantar y me llevó con él. En la disquera me dijeron que preparara
una lista de canciones. Las escribí y me grabaron y enseguida llegué a la fama,
pero mi vida personal se derrumbó. Pasaba más tiempo de gira que en casa, y después
de cada concierto bebía tanto que me despertaba sin saber qué había hecho. Un
día, estando en casa, le dije a mi esposa que me estaba derrumbando, y ella en
lugar de abandonarme, dijo que iba a orar por mí. Cada vez que hablaba por
teléfono con mis padres ellos me decían que estaban orando por mí. Y así mi
vida continuó. Seguía bebiendo sin parar. Hasta que un día, estando de gira, en
un hotel, varias ciudades lejos de mi casa, sentí un terror en medio de la
noche y llamé al chofer del autobús y le dije que me llevara a casa. En medio
de la noche comenzamos el viaje. Yo me acosté en la cama del autobús y medio
dormido comencé a ver un rostro repulsivo y terrible. Era la personificación
del mal. Era el rostro del malo y me dijo que me tenía en sus manos. Recuerdo
que sentí terror y no sabía qué hacer. De repente me escuché decir: Tal vez me
tengas en tus manos pero hay un poder superior que está conmigo, Dios. En ese
instante ese rostro se mostró asustado y desapareció. Me sentí renovado. Llegué
a casa y nunca más bebí una gota de alcohol. Mi corazón cambió, y ahora sé que
porque mis padres y mi esposa no me abandonaron, sino que oraron por mí, yo
volví a la vida, y siempre estaré agradecido por eso. Ricky Van Shelton.
Si
estás viviendo una situación difícil, habla con Dios al respecto. Si alguien a
quien amas está en problemas, acude a Dios en oración. Orar cambia las cosas y
nos transforma. No dudes en acudir a Dios y plantearle tus problemas, porque
siempre verás resultados positivos. Tan solo habla con Él, no dejes de hacerlo.
No te rindas. Si perseveras verás la luz cambiar tu oscuridad. Ten ánimo. ¡Que
Dios te de un Feliz Día! Any Aular
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