El Piano De Mis Sueños
Crecí en un hogar
lleno de música. En nuestra casa había un piano, y mis padres, mis hermanos y
yo nos turnábamos para tocarlo y cantar. Mientras hacíamos nuestra faena
tocábamos y cantábamos himnos y canciones populares. Entonces me casé y formé
mi propia familia. Compramos una granja y al tener a mi hijo de 7 años, las
labores eran muchas, y con nuestra situación el dinero era escaso. ¡Como me
hacía falta la música para relajarme! Muchas veces pensé en decirle a Hank, mi
esposo, para comprar un piano, pero nuestro presupuesto no nos lo permitía.
Mientras tanto trabajábamos juntos en la granja. Una noche tuve un sueño, en el
cual mi sobrino Barry iba manejando el carro, yo era la copiloto y mi hijo
Bobby iba atrás. Andábamos por la carretera no pavimentada y el carro saltaba
mucho. De pronto, a través de los arboles ví un piano verde pulido en un claro
y grité: ¡Alto!. En ese momento me desperté. Que sueño tan real. Pensé que tal
vez era porque al día siguiente habíamos planeado ir a casa de mis padres, pero
lo extraño era que andábamos por la carretera no pavimentada, por donde es
mucho más largo el camino, y por donde no habíamos pasado en mucho tiempo. Al
día siguiente mi esposo se fue a su trabajo, y mi sobrino, mi hijo y yo fuimos
a casa de mis padres. Pasamos un rato muy agradable. De regreso le dije a mi sobrino
que tomara la carretera no pavimentada. El carro iba saltando, tal como en mis
sueños. De pronto ví en un claro del bosque, algo verde muy pulido y grité:
¡Alto!. Salí del carro para ver mejor qué era, y mi sobrino y mi hijo me
siguieron. Cuando llegamos al claro quedé pasmada: era el piano de mis sueños.
Levanté la tapa y ví que las teclas estaban completas e intactas. Asimismo me
cercioré de que no tuviera cuerdas rotas. Estaba desafinado pero nuevo. De allí
nos desviamos a casa de un vecino y le conté a Hank lo que había encontrado.
Más tarde, ese mismo día, mi esposo y yo fuimos a buscar el piano y los
llevamos a casa. Nos llevó 4 meses afinarlo
y arreglarlo debidamente. Al final de ese tiempo me senté y toqué el
piano. Era maravilloso. Después de las labores tocaba y cantaba y todos
disfrutábamos de la música. Y pensar que no estaríamos disfrutando de esto si
no le hubiera hecho caso al sueño. Dios es maravilloso. Jan Jakeman
Dios
atiende a todas nuestras necesidades, vé nuestros deseos y responde nuestras
peticiones de manera increíble. A veces no necesitamos pedir, y Él ya
responde. Por eso debemos confiar en el amor del Padre Celestial y echar fuera
el temor. Sólo Dios sabe cómo hacernos felices. Así que entreguemos en las
manos de Dios todo lo que nos preocupa y nos parece imposible, y recibiremos
respuestas maravillosas. No dudes. Ten confianza. ¡Que Dios te de un Feliz
Día! Any Aular
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