El Sueño Que Me Liberó
Estaba injustamente encarcelado, y condenado a
muerte por un crimen que no había cometido. Aquella noche entré en mi celda y
me acosté y recordé, como todas las noches, la forma en la que había llegado
allí. Era Agosto de 1984, y era tan temprano que el sol no había salido, cuando
escuché golpes violentos en la puerta de mi apartamento. Fui medio dormido a
abrir y entraron varios policías apuntándome con armas y me dijeron que estaba
bajo arresto por el asesinato brutal de una niña. Alguien había llamado a la
policía y les había dicho que me había visto a mí en la escena del crimen. Lo
más contradictorio era que no me parecía en nada al dibujo policial del hombre
que habían identificado como el asesino. Según este dibujo el hombre era rubio,
muy alto y con una barba muy tupida. Yo era pelirrojo, sin barba y mucho más bajo.
Aún así en el juicio, varias personas testificaron en mi contra y a los 24 años,
en marzo de 1985, fui condenado a pena de muerte. No podía creer tanta
injusticia. No sé en que momento de la noche me quedé dormido, pero empecé a
soñar que la puerta de mi celda se abría y entraba un hombre que conocía de la
televisión, era el hombre que entregaba los anillos a los mejores jugadores de
futbol, anillos de celebración de victoria. Entonces este hombre me mostró un
anillo con un diseño diferente y me dijo que era mi anillo de la victoria,
entonces sonrió y se fue y me desperté. No entendí el sueño, pero me dio
esperanza para luchar por mi libertad. Seguí trabajando en mi apelación, y mi
caso fue llevado a juicio otra vez. Allí expuse todo sobre mi caso y me quitaron
la pena de muerte, pero me dejaron dos cadenas perpetuas. Entonces me cambiaron
de celda, y me convertí en el bibliotecario, y le entregaba los libros a los
otros presos. Me dediqué entonces a leer sobre leyes y a trabajar en mi
liberación. Entonces me encontré con la prueba de ADN, que nunca antes había
sido usada y propuse usar esta prueba para mi caso. Entonces en 1993, me
llevaron a juicio nuevamente, y comprobaron que mi ADN no coincidía con la de
la escena del crimen y me dejaron libre, después de 8 años. Cuando salí de la
cárcel me dediqué a ayudar a otros que eran inocentes a salir de la cárcel,
daba charlas en congresos, pero cuando estaba desocupado, me volvían las
pesadillas de la cárcel. Un fin de semana estaba libre y le dije a mi novia que
la iba a ayudar a hacer pulseras para vender. Hice 50 pulseras, y el trabajo me
calmó. Entonces tomé un curso para hacer anillos de metal. Y recordé el sueño
que me dio la esperanza. Durante el curso me pidieron que diseñara un anillo.
Tomé papel y lápiz y el diseño salió tal y como lo ví en mi sueño. Lo mandé a
elaborar y me lo puse, y me sentí feliz. Había obtenido la victoria: mi
libertad, gracias a la esperanza que me devolvió aquel sueño. Ya he hecho 230
anillos de estos a exonerados de la prisión, personas que han sido liberadas
después de haber sido culpadas injustamente. Hoy en día le doy gracias a Dios
por el regalo de la esperanza que me dio con ese sueño y porque puedo
compartirla con otros. Kirk Bloodsworth
No importa el problema
en el que te encuentres, ni cuán terribles sean los pronósticos para ti,
siempre hay esperanza para el que busca a Dios. No pierdas la fe, ten confianza
y no te desesperes. Acude a Dios y háblale de tus necesidades, cuéntale de lo
que te perturba y te llenará de esperanza y traerá una solución. No temas,
entrégate en las manos de Dios y el sol brillará para ti. ¡Que Dios te de un
Feliz Día! Any Aular
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