La Tormenta


Corría el año de 1993 y nos habíamos mudado a la casa de la granja del abuelo, quien había fallecido hacía 5 meses. Era de madrugada, a fines de verano en Wisconsin. Cuando de repente una voz masculina parecida a la del abuelo me despertó diciendo: “La casa será golpeada por un rayo”. No lo podía creer, nunca habíamos experimentado una tormenta de rayos allí, pero de repente tronó. Me volví a acomodar en la cama pensando que era mi imaginación. Pero los truenos siguieron. De repente escuché la voz mucho más fuerte: “La casa será golpeada por un rayo”, y entonces tronó tan fuerte que los cuadros en las paredes se tambalearon y los vidrios de la ventana temblaron. Me paré y corrí a la puerta de mi cuarto y ví a mis hermanos correr por las escaleras. Entonces ví fuego en la habitación de mi hermano y corrí escaleras abajo gritando: ¡Fuego!¡Fuego!. Mis padres bajaron corriendo y me ordenaron llevar a mis hermanos al granero. Papá trató de llamar a los bomberos pero el teléfono no funcionaba. Entonces salieron mamá y él en el carro a una granja vecina, pero a ellos tampoco les funcionaba el teléfono. Mientras tanto el fuego comenzaba a regarse. Entonces, en medio de la lluvia, yo corrí hacia la casa de otro vecino. Ellos se comunicaron con los bomberos, quienes llegaron y apagaron el fuego. Lastimosamente perdimos casi la totalidad de la casa esa noche, pero habíamos salvado nuestras vidas. Restauramos la casa y pasaron 15 años sin que yo mencionara lo de la voz. Entonces llegó mi hermana de visita una noche y de repente se desató una tormenta. Acurrucados en el sofá de la sala recordamos la noche del fuego. Entonces yo le confié a mi hermana la advertencia que había escuchado con una voz muy parecida a la del abuelo y ella me confesó que a ella la habían despertado justo antes del rayo y del fuego. Todos comprendimos, entonces, que Dios había usado un ángel en la forma de mi abuelo para salvar nuestras vidas aquella noche. Dios usa caminos misteriosos para ayudarnos. Debra A. Hoskins
Dios es muy grande y utiliza cualquier forma para ayudarnos. Él habla a través de sus ángeles para llegar hasta nosotros y salvarnos. Así que si de pronto una tormenta llega a tu vida, y el fuego amenaza con consumirte, clama a Dios y Él te escuchará, y te librará. El Padre Celestial nos auxiliará en medio de cualquier adversidad, así que no dudemos de su amor. Ten confianza, tu vida está en las manos del Buen Dios. Descansa en tu corazón y sigue adelante. ¡Que Dios te de un Feliz Día!    Any Aular

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