Dios Está En Todos

 Nunca esperamos tanto de los animales que nos rodean, por considerarlos irracionales, pero a continuación les presentamos unas historias,  que nos permiten entender el poder del amor de Dios que existe en ellos.
En octubre de 2004, Jordan Jones,  de siete años, estaba jugando afuera de su casa, en Las Vegas, Nevada, cuando de pronto un perro de pelea escapó del jardín de un vecino y se abalanzó sobre él. Dase, la cerda de Jordan, salió en su defensa. Al darse cuenta de lo que ocurría, Kim, la madre de Jordan, hizo a un lado a su hijo y llamó a su esposo. Ron corrió  y, tras pedir permiso al dueño del perro, mató al animal. El heroico acto de Dase la dejó herida, pero se recuperó bien, y sigue tan inteligente y cariñosa como siempre.         
Un día de enero de 2006, cuando un ladrón entró al apartamento de Erb, en Williamsport, Pensilvania, su guacamaya llamada Sunshine, se encontraba sobre su jaula, en espera de que su dueño regresara de trabajar. Al ver al intruso saqueando la casa, voló hacia él y lo picoteó con furia. Aquel se defendió, pero el ave le ganó. El ladrón huyó con 100 dólares, pero muy lastimado. Cuando Erb llegó a casa, encontró a su mascota acurrucada en un rincón y muy herida. Erb llamó a la policía, quien atrapó al delincuente poco después, pues las marcas de los picotazos lo delataron.
En diciembre de 2006, un cortocircuito provocó un fuerte incendio en casa de la familia Gardner, en Palo Cedro, California. Por fortuna, cuando entraron, los bomberos no encontraron  a nadie; sin embargo, Casey, el perro labrador de la familia, no se daba por vencido y siguió a los socorristas dentro de la casa. Los bomberos cuentan,  que  Casey seguía buscando sin parar por todos los cuartos. Y fue entonces que encontró a Cindy, la vieja gata de los Gardner, y usó la nariz para empujar al  felino hasta sacarlo de la casa. Robert y su esposa, Chyla, se sienten bendecidos, pues aunque fue triste perder la casa, dice que Casey es un héroe, y que gracias a él, aún tienen a Cindy.
En octubre de 2006, Norman y Eve Fertig, alimentaban a los animales de un santuario natural en Alden, Nueva York, cuando de pronto se desató una tormenta de nieve que derribó árboles y produjo un apagón general. De pronto la pareja se encontró varada en el bosque. “Nos vamos a morir aquí”, pensó Eve. Pero su perra Shana, cruza de pastor alemán y lobo gris, empezó a cavar un sendero entre las ramas caídas hacia la casa. Luegó regresó y llevó a su dueña sobre su lomo, mientras Norman se arrastraba detrás de ellos.  “Shana nos salvó la vida”, señala Eve.
En cada una de estas historias vemos el amor de Dios reflejado. Cuando meditamos en ellas,  podemos sentir que no estamos solos, y que todo, y todos los que nos rodean, obedecen a una fuerza superior. Todo pasa por una buena razón. Así que no perdamos la esperanza. No dejemos que los problemas a nuestro alrededor nos desanimen. Levántate y avanza, pues existe una gran bendición para quienes no se dan por vencidos. ¡Que Dios te de un Feliz Día!            Any Aular

Comentarios

Entradas populares de este blog

LA NIÑA, LA PIEDRA Y EL CABALLO

La niña, la piedra y el caballo