TUS VERDADERAS PERTENENCIAS

Un hombre murió  repentinamente… Y de pronto se dio cuenta que se encontraba en un lugar extraño y vio  que alguien se acercaba. No lo podía creer… era Dios, y llevaba una maleta consigo… Al llegar cerca de este hombre le dijo: Bien hijo mío, es hora de irnos… El hombre asombrado le preguntó a Dios… ¿Ya… tan pronto? Tenía muchos planes, tantas ideas y tantos compromisos… Lo siento hijo…Pero es el momento de tu partida.
¿Qué traes en esa maleta?
-Tus pertenencias…
¿Mis pertenencias? ¿Son mis cosas, mi ropa, mi dinero, mis joyas…?
-No hijo mío las cosas materiales que tenías, nunca te pertenecieron…Son mías y se deben quedar en la tierra.
…¿Traes mis recuerdos? -Lo lamento hijo,  ellos no pueden venir contigo, pues no te pertenecen, son del pasado…
…¿Traes a mis amigos, a mis familiares, a mi mujer y a mis hijos?
Lo siento hijo pero ellos nunca te pertenecieron. Fueron parte de tu vida terrenal solamente, para probar si podías  comportarte con ellos como Yo lo esperaba…
…. ¿Ya se, traes mis talentos?
No hijo mío, ellos nunca te pertenecieron. Yo te los preste por un tiempo para que tuvieras un propósito en la tierra…
¿Traes mi cuerpo?
Lo lamento hijo mío... nunca te perteneció, pues era del polvo.
…¿Entonces, Traes mi alma?
-Lo siento hijo mío, pero ella nunca te perteneció… era mía.
Entonces el hombre en un arranque de angustia por saber que le pertenecía realmente, arrebató a Dios la maleta, y al abrirla se dio cuenta  que estaba vacía…
Finalmente, aquel hombre, con lágrimas en sus ojos y totalmente desalentado le pregunto a Dios:
- ¿Nunca tuve nada?
Si… hijo mío…Cada uno de los momentos que viviste fueron sólo tuyos…
              La vida es sólo eso: momentos, tiempos, una secuencia de eventos que, a veces, llamamos casualidad. Si pudiéramos apreciar y aceptar como una bella oportunidad, cada instante de nuestra vida y vivirla con alegría, con entusiasmo, con sencillez, a la vez que con mucho optimismo y en paz…  Si nos propusiéramos llenar de cariño, de amabilidad, de buenos gestos cada una de nuestras acciones, cada acto de nuestra existencia… Si nos propusiéramos hacerlo todo con amor, con esmero… Entonces el mundo podría cambiar. Y por supuesto ya no tendríamos que lamentar el no haber vivido la vida con la verdadera intensidad, el no haberla disfrutado como se debe disfrutar… ¡Piénsalo, pues es tu vida! ¡Que Dios te de un bello día!   Any Aular

Comentarios

Entradas populares de este blog

LA NIÑA, LA PIEDRA Y EL CABALLO

EL NIÑO DE LAS MIL COSQUILLAS

La niña, la piedra y el caballo