Triunfo de un Escalador
El Dr. Beck Weathers, perdió su nariz, la mitad de su brazo derecho y todos los dedos de su mano izquierda, pero él ve esa pérdida como el acontecimiento determinante de su vida, el acontecimiento que cambió todo a su alrededor. Beck Weathers fue uno de los que estaba en la cima del monte Everest durante el famoso incidente de 1996 cuando una nevada segó la vida de doce personas. El 10 de mayo, cuando ascendía a la cumbre, se dio cuenta que tenía problemas. Usaba lentes de contacto por una afección en la vista, pero mientras más ascendía en la montaña, la altitud hizo que sus lentes saltaran de sus ojos, lo que lo dejó prácticamente ciego. Así que decidió quedarse donde estaba y esperar y luego unirse al grupo cuando este regresara de la cumbre. Pero pronto la difícil situación en que se encontraba fue superada por un cambio horrendo en las condiciones del tiempo. La tormenta obligó a cada uno a luchar por sobrevivir. Weathers quedó abandonado en la montaña. Pasaron las horas y cayó en un estado de coma hipotérmico. Sus compañeros lo encontraron cubierto con hielo y apenas respiraba. Supusieron que de un momento a otro moriría, de modo que lo dejaron donde estaba, volvieron al campamento y le avisaron por radio a su esposa que había muerto. Nadie ha salido de un coma hipotérmico y ha sobrevivido, excepto Beck Weathers. De alguna manera él recuperó las fuerzas, se incorporó, buscó el camino y tambaleándose, llegó al campamento. El se mantuvo luchando. De regreso en su casa en Dallas, recibió atención médica. Al final, Weathers tuvo que someterse a un proceso de aprendizaje radical. Él cree que cambió sus manos por algo mucho más valioso: lecciones sobre él mismo, sus valores y su vida. Él confiesa: “¿Qué si quiero mis manos de vuelta? Claro que sí; ¿Qué si quiero ser el mismo de antes? Por supuesto que no. Soy una persona más feliz ahora, después de haber pasado por todo lo que me ha ocurrido. Usted gana muchísimo más cuando el fracaso lo golpea”. La actitud de Weathers refleja más que sólo gratitud por sobrevivir a una tragedia. Él muestra que al hacer del sufrimiento su mejor aliado, uno puede transformar sus fracasos en victoria.
No te detengas porque algo malo te está sucediendo, o porque la tragedia ha tocado a tu puerta. Esta historia es un ejemplo, de que no debemos renunciar a ser felices por causa de la adversidad. No dejes que el dolor te transforme en alguien que no eres. Aprovecha esta situación para crecer. Usa tus pruebas como trampolín e impúlsate hacia adelante. Hagamos del sufrimiento nuestro mejor aliado, porque sólo así podremos transformar nuestras pérdidas en victorias. ¡Que Dios te de un Feliz Día! Any Aular
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