Tiempo de Reconciliación
Cuando vivíamos en México, mi hija de 16 años, se enamoró de un joven de 18, que no estudiaba ni trabajaba. Él le pidió que se fueran a Texas, en los Estados Unidos, donde él aseguraba tener una casa y el dinero de la herencia familiar, prometiéndole que se casarían tan pronto encontraran la manera de hacerlo. No quiso escucharnos y se marchó. Quedamos devastados. Al llegar allá descubrió que no había casa, ni herencia, ni el matrimonio prometido. Por los siguientes dos años, vivieron en el viejo auto de su novio. Ella aprendió a mendigar y a robar para poder comer. Solo trabajaba ocasionalmente. Una navidad ella descubrió que estaba embarazada. Ese mismo día, encontraron un refugio donde ofrecían la cena de Navidad. Mientras comían ella le dio la noticia a su novio. El sólo la miró por un rato y se levantó para ir al baño. Viendo que tardaba mucho, ella lo buscó por todas partes, y descubrió que la había abandonado, dejándola sin papeles, sin sus pertenencias y con la terrible sensación del rechazo y la soledad. Esa noche ella encontró un callejón donde dormir, y allí sentada en medio de aquella suciedad, pensó en su familia, y en como estarían celebrando aquella noche, todos reunidos a la mesa e intercambiando regalos. Mendigando y trabajando de a poco, logró sobrevivir a los meses que siguieron. Un día de Julio, cuando ya tenía 8 meses de embarazo, pasó frente a una iglesia, y decidió entrar para pedir algo de comer. En ese momento el que dirigía el sermón, estaba hablando de la historia del hijo pródigo, y de cómo aquel joven había abandonado a su familia y lo había perdido todo, haciendo hincapié en cómo había sido recibido de vuelta en su casa, con mucho amor, a pesar de los errores cometidos. Ella se sintió identificada, y al terminar la reunión, se acercó a aquel hombre y le contó toda su historia. Luego ella le preguntó: "¿Usted cree que ellos me perdonarán?”, a lo que él respondió: "Si tú fueras mi hija, te recibiría con los brazos abiertos y sin ningún rencor". Entonces él la animó a llamar a su casa usando el teléfono de su oficina. Al otro lado de la línea su padre contestó, ella sólo alcanzó a decir:"Papa, soy yo. Lo siento". Mi esposo comenzó a llorar, y dijo:"Creímos que te habíamos perdido para siempre, te amamos, vuelve a casa". Le enviamos un pasaje aéreo, y al llegar a México, un familiar la estaba esperando. Cuando el carro en donde iba entro por la calle donde vivimos, ella notó que el árbol del jardín estaba decorado con adornos navideños y pensó que era extraño, pues estábamos en Julio. Cuando entro a la casa, allí en medio de la sala, estaba el pino más grande hermosamente decorado, y lleno de regalos para ella, con un enorme letrero que decía: " Para nuestra hijita, que se perdió la Navidad, Bienvenida". Todos nos abrazamos y lloramos, y luego reímos y celebramos que éramos una familia otra vez. No hubo reclamos, solo amor y reconciliación. Un mes después nació una hermosa bebita a la que llamamos "Navidad", en homenaje a nuestro reencuentro. Para mi familia la Navidad no es solo símbolo de alegría y paz, sino principalmente de reconciliación y perdón. Ojalá que para estas fechas, todos encontremos en nuestros seres amados, un motivo para estar juntos, y una razón para permanecer unidos por siempre.
Aprovecha esta Navidad y perdona a quien te ha ofendido, reconcíliate con tus seres amados y amigos, pues no hay nada más maravilloso que estar unidos. Recuerda que todo en la vida tiene más sentido cuando lo compartimos. La verdadera dicha reside en poder mirar a los demás con los ojos de Dios, con entendimiento y compresión. Así que en este día extendamos nuestros corazones a quienes nos rodean, tratando de entenderlos. Practiquemos el amor y nuestras vidas se enriquecerán. ¡Feliz Día y Feliz Navidad! Any Aular
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