Dios no tiene barreras



Un domingo de un verano sumamente caluroso, mi esposa y yo habíamos sido invitados a una fiesta de piscina en casa de unos amigos. Los niños estaban en casa de su abuela pasando unos días,  por lo que Cherie y yo nos sentimos libres y felices de poder ir sin ningún problema. Así fue que decidimos ir. Mientras estaba parado en la punta del trampolín para lanzarme,  elevé mis ojos y me di cuenta de cuan sereno estaba el cielo, pero de repente escuché los gritos frenéticos de una mujer, que señalando hacia un extremo de la piscina, gritaba  que un bebé se había ahogado y que estaba en el fondo. Todos los que estaban abajo tan sólo la veían como sorprendidos,  pero ninguno se movía. Estaban como paralizados,  y  miraban a la mujer como si ella hubiera perdido la razón. Yo bajé lo más rápido que pude del trampolín, a la vez que me preguntaba dentro de mí porque nadie se movía para salvar a la criatura. Mientras la mujer seguía gritando "¡Un bebé se ahogó y está en el fondo de la piscina! ", yo corrí lo más rápido que pude hacia el lugar que ella señalaba, y consternado vi el cuerpecito de la criaturita inmóvil, en el fondo de la piscina. Me lancé al agua,  tomé al bebé y lo coloqué fuera de la piscina. Todos corrieron abismados. La criatura ya tenía un color azul  y no respiraba. Inmediatamente le apliqué resucitación cardiopulmonar, mientras le rogaba a Dios en mi interior que por favor lo salvara. Por fin tosió y comenzó a respirar y tomó su color natural. Llamaron a una ambulancia para que lo chequearan, y efectivamente estaba completamente normal. Entonces me volví hacia mi grupo de amigos e indignado les pregunté por qué nadie se había movido a salvarlo. Un amigo respondió: "ninguno de nosotros la entendía, Scott”."¿Qué quieres decir? incluso en el otro extremo la oía gritar por el bebé”, le dije. "Pero ella es mexicana. Ninguno de nosotros entendía su español", dijeron. “¿Español?, La oí gritar en Inglés". "No”, me dijeron sorprendidos, “todos la escuchamos hablar español”. “Es cierto”, dijo la hija de la mujer, “Mamá no puede hablar una palabra de Inglés. Y yo exclamé asombrado: "Y yo no entiendo una palabra de español".  Scott Broström, Rock Island, Illinois.
Para Dios verdaderamente no existen barreras y su poder es absoluto. Esta historia nos deja sin palabras y nos demuestra claramente que el poder de Dios es infinito. No importa si el panorama que tenemos frente a nosotros es desalentador, y las ganas de seguir se nos han gastado de tanto intentar, de tanto esperar. Nunca es demasiado tarde para todo aquel que se atreve a creer. Pidamos a Dios la valentía para seguir y para continuar luchando. Porque todos aquí somos guerreros, luchando por sacar adelante nuestras vidas y la vida de todos aquellos que amamos. Pero para perseverar se necesita valentía, y ésta viene de Dios. Elevemos nuestros ojos hacia Él, y no dejemos de insistir, y Él promete que no seremos avergonzados. Sigue adelante, no te dejes vencer. Recuerda que no eres un número, tú eres un ser humano valioso en las manos de Dios. ¡Que Dios te de un Feliz Día!     Any Aular

Comentarios

Entradas populares de este blog

LA NIÑA, LA PIEDRA Y EL CABALLO

La niña, la piedra y el caballo

EL NIÑO DE LAS MIL COSQUILLAS