El niño que no tenía orejas
Cuando David nació la
alegría de sus padres era evidente. Ellos habían esperado mucho su nacimiento.
Pero sus aspiraciones y más grandes ilusiones se vieron interrumpidas de
inmediato. Cuando el médico vio al bebe y lo examinó se dio cuenta de que el
niño no estaba del todo bien porque le faltaba la oreja derecha… En lugar de su
oreja había solo un orificio a través del cual escuchaba. Desde ese momento
comenzó una búsqueda sin descanso. Sus padres lo amaban pero ¿como iba a
enfrentar al mundo? Sus padres no querían que sufriera por esta causa, y no
deseaban que su pequeño se sintiera inferior. Movidos por esta causa
comenzaron a buscar soluciones visitando a numerosos doctores… Todos coincidían
en que se le podía hacer un trasplante después de los quince o dieciséis años,
para dar tiempo a que se desarrollara. Un buen día la madre llegó a la consulta
de un renombrado doctor. Era bastante optimista. Cuando ella le planteó al
médico el problema de su hijo entonces él le planteo muchas alternativas, muy
parecidas a las que ya había escuchado. Para terminar, el médico le dijo
que se le podría hacer el trasplante, pero que lo más importante eran los
principios bajo los cuales lo educara, porque el valor de una persona no se
medía por lo que tuviera o le faltara, sino por lo que se le sembrara en su
corazón… Al decir esto, el doctor se retiró el cabello de sus oídos, y para
sorpresa de ella vio al descubierto dos orificios… El doctor no tenía orejas…
David creció y se graduó en la Universidad. Hoy en día ejerce su carrera, está
casado y tiene dos hijos… No ha sido necesario hacerle trasplante porque, como él
dice, no lo necesita para ser feliz.
Es asombroso lo que se
logra con la convicción de que todos somos valiosos delante de Dios y de nuestros
semejantes. Dediquémonos a cultivar nuestro espíritu, nuestra mente y nuestro
corazón porque eso nunca envejecerá. Nadie
tiene el poder de tocar nuestro interior, a menos que se lo permitamos. Seamos
inteligentes y no nos dejemos afectar por las palabras u opiniones que nos
lleven a la derrota. Cultivemos en nuestro interior la semilla del amor, de la
paz, del perdón y de las buenas
costumbres. En este hermoso día caminemos seguros y sin temores. ¡Que Dios te
de un Feliz día! Any Aular (any.aular@hotmail.com)
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