Lección de Compasión


De regreso a casa del trabajo me detuve en el banco. Estaba preocupada por todo lo que tenía que hacer esa tarde: preparar la cena, lavar la ropa y corregir papeles. Al entregarle a la cajera la hoja de depósito, la devolvió diciendo: « ¿Cree que leo la mente?». No había llenado la información sobre mi cuenta.
De primera intención quise quejarme con el gerente, pero algo en la apariencia del rostro de la cajera me detuvo. En el pasado, ella había sido amigable y eficiente. Así que le pregunté: «¿Estás pasando por un día difícil?».
Al decirle esto, estalló en llanto y dijo: «Mi hija tuvo una cirugía hoy y no pude estar con ella. No pude tomar el día libre». Extendí mis manos y sostuve las suyas mientras lloraba. Desde entonces cuando iba al banco, decía: «Esa es mi cliente». Aprendí su nombre y me dijo que su hija se había recuperado.
Sé que Dios intervino. Si me hubiera quejado, ella hubiera perdido su trabajo, lo que hubiera complicado aún más su vida. Dios me dio la paciencia y me enseñó una lección de compasión.
Ann V Ingalls.
Debemos esforzarnos en mostrar la compasión hacia los demás. La compasión es una virtud que se ha perdido. Debemos luchar por recuperarla. Pensemos más en los demás y enfoquémonos en ayudar. Dejemos a un lado lo que nos está afectando negativamente y dediquémonos más a ayudar y nos sentiremos más felices. Cambiemos, en este día, de actitud y la paz de Dios nos acompañara. ¡Que Dios te de un Feliz Día!     Any Aular

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