Legado De Amor


Rafael fue mi mejor amigo por mucho tiempo. Éramos muy distintos. Rafael no se casó, ni tuvo hijos. No tenía padres o hermanos. No se ataba a ningún trabajo y no ambicionaba nada en particular. Vivía en una pequeña casa alquilada con la única compañía de su otro gran amigo, su perro Indio. Yo, en cambio, tenía esposa, hijos, casa propia y un trabajo. Cierto día me dijo:- ¿Sabes qué? Es un gran beneficio no tener nada. Imagínate qué fácil será cuando yo muera, no habrá nadie para reclamar nada y se rió. Estaba muy equivocado. Rafael murió de repente, y así, de pronto me quedé sin mi amigo. Al día siguiente fui a su casa, alguien debía ocuparse de las pocas cosas que Rafael había dejado y allí lo encontré: Indio estaba ahí, esperando a mi amigo, sin resignarse como yo. Tanta era mi desazón que no me había acordado que el perrito estaba solo en la casa. Le di de comer y de tomar y me senté junto a él en el piso. Indio esperaba, no se daba por vencido. Tenía hasta fin de mes para desocupar la casa, así que comenzó para mí una rutina diaria. Todos los días pasaba por la casa de Rafael, no tanto para desocuparla, sino para darle de comer a Indio y hacerle compañía. Terminé al poco tiempo. Sin embargo, quedaba Indio. Cada día cuando llegaba a verlo, sabía que él seguía esperando a Rafael, pero un día me di cuenta que me esperaba a mi tambié bía que algo debía hacer con Indio. Ya no sólo nos unía el recuerdo de Rafael, había un vínculo entre nosotros. Sabía que no sería fácil convencer a mi esposa y no lo fue. Sin embargo, ella aceptó que Indio viniera con nosotros. Y el último día del mes cuando llegué a la que fuera la casa de Rafael, Indio me esperaba moviendo su colita. Mientras ambos caminábamos hacia mi casa, pensé en qué equivocado había estado Rafael. Es cierto, no había dejado nada de valor material, pero me había dejado a Indio, a su otro mejor amigo. Recibí la herencia más valiosa que se pueda dejar, una herencia de amor y amistad.
La amistad, el amor y el cariño, son valores que no tienen comparación, y son necesarios para ser felices y sentirnos completos y parte de esta vida. Es por esto que debemos luchar por conservar nuestras relaciones. Hay un amigo en tu pareja, en tus hijos, en tus padres, en tus hermanos. Hay un amigo en todo aquel que amamos y que nos ama incondicionalmente. Una persona no se mide por el espacio que ocupa, sino por el vacío que deja cuando se va. Así que valoremos a quienes nos aman y no los descuidemos. ¡Que Dios te de un Feliz Día!          Any Aular

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