La Casa de Nuestros Sueños
Aquella mañana, mientras me encontraba en la cocina sacando cuentas de los gastos mensuales, recordé un extraño sueño que había tenido la noche anterior. Cuando mi hija mayor, Shelly, llegó a desayunar, le conté que había soñado que había sido invitada al castillo de la Reina de Inglaterra a tomar el té, y recordé en particular el jardín donde estábamos, lleno de rosas rojas y mimosas púrpuras, con un enorme enrejado cubierto de clematis y un estanque lleno de peces koi dorados; y recordé que del estanque había salido una sirena diciéndome que todo eso podía ser mío. Realmente había sido un sueño de cuento de hadas. Esa mañana mi esposo me invitó a dar una caminata por el vecindario, y me llevó frente a una casa que estaba en venta. Mark me dijo que quería que viéramos la casa, pero yo me opuse, aludiendo que los gastos serían mucho mayores, puesto que era una casa mucho más grande que la que teníamos. Mi esposo no me escuchó y pidió un recorrido para esa misma tarde. Era perfecta, con cuatro habitaciones, dos baños y medio y un enorme patio trasero para nuestra mascota. Pero me rehusé a considerar la posibilidad de adquirirla, pues aun creía que no podíamos con los gastos. Esa noche Mark me recordó el sueño de aquel castillo y su enorme jardín, pero yo me oponía en creer que pudiéramos hacer frente a algo tan costoso, -"Fue solo un sueño"-, le dije. Para nuestra sorpresa, dos días después, los dueños de la casa llamaron para decirnos que estaban apurados por mudarse, y que por lo tanto habían decidido bajar considerablemente el precio. Esa tarde fuimos con los niños para verla con más detalle. Todos recorrían emocionados los cuartos, pero yo aun seguía con mis dudas. De repente escuché a mi esposo llamándome desde el patio trasero. Cuando me acerqué, quedé sin habla, todo estaba lleno de rosas rojas y mimosas púrpuras, y a un lado había un enorme enrejado cubierto con una enredadera clementis. Tan sólo pude exclamar: -“¡Como si fuera un jardín ingles!-"… -“Es un jardín ingles "- repuso una mujer detrás de mí, con fuerte acento británico. Era la dueña de la casa, y nos contó que por muchos años había vivido en Inglaterra y que ese jardín era una réplica del que tuvieron, en su casa, en ese país. No lo podía creer. Pero mi sorpresa fue aún mayor cuando, minutos después, mi esposo me llamó nuevamente desde otro extremo del patio, y vi que justo allí había un enorme estanque lleno de peces koi dorados. Estábamos atónitos. No había duda entonces, Dios nos estaba dando un hermoso regalo y ya no podía permitirme temer más. Aquel sueño había sido un mensaje de Dios, señalándonos el camino. Abracé a Mark y le susurré: "Verdaderamente esta casa es para nosotros". Susan Fawcett
Los caminos de Dios siempre serán misteriosos para nosotros, pero podemos estar seguros de que siempre serán buenos. No hay nada que nos pueda apartar de sus bendiciones, tan sólo no debemos permitir que las dudas y los temores nos alejen de la vida que nos fue regalada. Así que sin importar los problemas que estés atravesando, no te des por vencido. No pierdas la esperanza, hay una gran bendición esperando por ti. ¡Que Dios te de un Feliz Día! Any Aular
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