Los Angeles de Abby
Aquel día estaba muy ocupada en la cocina como para notar la ausencia de mis niñas. Maggie de 9 años y Abby de 7, se la pasaban jugando en el patio trasero cada vez que llegaban de la escuela, pero en aquella ocasión no noté su ausencia hasta que escuché a Maggie pedir ayuda. Cuando salí corriendo encontré a Abby tirada en la acera, había caído 15 metros desde una de las ramas más altas de un árbol, estaba inconsciente y sangrando. La llevamos al Hospital y fue intervenida. Tenía varias costillas rotas y el cerebro tan inflamado que entraba y salía de la consciencia. Al cabo de 7 días le dieron de alta, pero no con buenas noticias. La doctora nos dijo que necesitaba estar en cama durante 6 semanas, y que probablemente estaría muy confundida. De acuerdo con el diagnóstico necesitaría terapia para volver a aprender, y ya no sería la misma. Así que llevamos a nuestra niña a casa. Mas estando en su cuarto, Abby insistía en preguntar cuando la llevaríamos a casa, y yo pensé que estaba presentando la confusión propia del accidente. Para tratar de mantenerla entretenida en la cama, se me ocurrió llevarle pintura y papel para que dibujara. Cuando entré en su cuarto para llevarle comida, me fijé en el primer dibujo y me sorprendí al ver a un ángel. Generalmente sus dibujos siempre habían sido de trazos y palos, así que me asombró el cambio y la felicite. -Se llama Paz-, me dijo. -Tienes mucha imaginación hijita-, le dije. -No mamá, así es como luce y él me dijo su nombre-. Creí que estaba inventando, o que quizás estaba confundida como la doctora nos dijo. Así que le pregunté por qué decía eso; ella me contó que estando en el hospital, sentía mucho miedo y que fue entonces que empezó a ver a muchos ángeles, e incluso vio un gran trono y que Dios estaba allí cuidando de ella. -Allí me sentía bien, como en casa-, me dijo. Entonces entendí el por qué de su reacción. La abracé y le dije que un día todos iríamos allí, pero que Dios había decidido que se quedara entre nosotros. En las siguientes semanas Abby dibujó más de 50 ángeles que ella decía que la acompañaban. Con el paso de los días ella mejoró, y al cabo de las 6 semanas estaba completamente restablecida y lista para comenzar la escuela. Su recuperación fue un milagro y nos asombró a todos. Actualmente Abby sigue dibujando palos y trazos, pero no me preocupo, porque sé que hay ángeles que cuidan de ella y de cada uno de nosotros, su vida es testimonio de eso. Jane Kuhn
Esta hermosa historia nos recuerda que no estamos solos, la mano de Dios nos sostiene y nos cuida. El nos envía ángeles que nos dan fortaleza en tiempos difíciles. Estos ángeles pueden presentarse de muchas formas, pero también están a nuestro alrededor sin ser vistos. Así que no perdamos la esperanza, pues no estamos solos. No te desanimes, continúa, pues ten por seguro que hay ángeles que te sostendrán. ¡Que Dios te de un Feliz Día! Any Aular
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