EL NIÑO DE LAS MIL COSQUILLAS


Pepito era un niño tan sensible que tenía cosquillas hasta en el pelo. Bastaba con tocarle un poco la cabeza, y reía a carcajadas. Y cuando le daba esa risa de cosquillas, no había quien le hiciera parar. Esto siguió sucediendo a medida que crecía, a tal punto que no lo dejaban entrar en muchos sitios. Pepito deseaba con todas sus fuerzas ser un chico normal, así que empezó a sentirse triste por ser diferente. Hasta que un día en la calle conoció un payaso especial. Era muy viejecito, y ya casi no podía ni andar, pero cuando le vio triste y llorando, se acercó a Pepito para hacerle reír. Pepito le contó su problema con las cosquillas, y le preguntó cómo era posible que un hombre tan anciano siguiera haciendo de payaso. - No tengo quien me sustituya- dijo él, - y tengo un trabajo muy serio que hacer. Pepito le miró extrañado; "¿serio?, ¿un payaso?",pensaba tratando de entender. Y el payaso le dijo: Ven, voy a enseñártelo.  Entonces el payaso le llevó a recorrer la ciudad, parando en muchos hospitales, casas de acogida, albergues, colegios... Todos estaban llenos de niños enfermos o sin padres, con problemas muy serios, pero en cuanto veían aparecer al payaso, sus caras cambiaban por completo y se iluminaban con una sonrisa. Aquel día fue aún más especial, porque en cada parada las cosquillas de Pepito terminaron apareciendo, y su risa contagiosa acabó con todos los niños por los suelos, revolcándose de la risa. Cuando acabaron su visita, el anciano payaso le dijo, guiñándole un ojo:- ¿Ves ahora qué trabajo tan serio? Por eso no puedo retirarme, aunque sea tan viejito. Es verdad pensó Pepito, ese trabajo no podría hacerlo cualquiera, habría que tener un don especial para la risa. Y así, Pepito se convirtió en payaso, sustituyendo a aquel anciano tan excepcional, y cada día se alegraba de ser diferente, gracias a su don especial.
Lo que te hace diferente, es lo que te hace único y especial. Todos tenemos una vida diferente que vivir, y un camino que recorrer. No te desanimes, no te rindas, busca tu felicidad ayudando a los demás. Hay una vida entera esperando por ti, y un mundo de personas necesitadas. No temas sonreír. La gente está esperando que te acerques, que los animes, que les hagas sentir que son importantes. Usa las risas que están escondidas en tus talentos y en tus dones, pues solo así encontraras el sentido de tu vida, una razón para ser feliz. ¡Vamos todos a reír sin temor! ¡Que Dios te de un feliz día!    Any  Aular

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