CHARCOS DE LADO

Cuando veo esas plantas llamadas dientes de león, yo veo hierba dañina invadiendo mi patio... Mis hijos, ven flores para regalarme y soplan la pelusa blanca pensando en un deseo. Cuando un mendigo me sonríe, veo a una persona sucia que probablemente quiere que le dé algo de dinero y eso me incomoda... Mis hijos ven a alguien que les sonríe y ellos responden con otra sonrisa. Cuando oigo música, me siento y escucho porque no sé cantar y no tengo ritmo...
Mis hijos cantan, bailan y si no saben la letra, se la inventan. Cuando siento un fuerte viento en mi rostro despeinándome y empujándome hacia atrás, lo resisto con todas mis fuerzas...
Mis hijos cierran sus ojos, abren sus brazos y se dejan arrastrar por él, hasta que caen al suelo vencidos por la risa. Cuando hablo con Dios digo tú y nosotros. Concédeme esto y dame aquello...
Mis hijos dicen, ¡Hola Dios!, te doy las gracias por mis juguetes y mis amigos. Ayúdame a no tener malos sueños ni pesadillas esta noche y cuídame, todavía no quiero ir al cielo. Cuando veo un charco de lodo rápidamente me alejo de él, porque ya me imagino zapatos llenos de lodo y alfombras y suelos sucios... Mis hijos se sientan en él. Ven diques para construir, ríos para cruzar y toda clase de animales para jugar. Yo me pregunto, ¿los hijos nos fueron dados para enseñarles o para aprender de ellos?
Continuamente  nos vivimos quejando y viendo el lado malo de las cosas y de todo lo que nos pasa. Como cambiaría nuestra vida, si cambiáramos de perspectiva. El lamento  es una pérdida de tiempo y trae a nuestras vidas amarguras, desanimo y tristezas. Hagamos un esfuerzo a partir de este día, y propongámonos en nuestro corazón tratar de ver el lado positivo, y de disfrutar de lo que nos rodea y de quiénes nos rodean. Es urgente que hagamos este cambio, porque eso hará más fácil nuestra vida y nos ayudará a ser verdaderamente felices. Es necesario que aprendamos a apreciar  las más pequeñas cosas de la vida. Por eso te deseo que tu vida esté llena de dientes  de león, vientos fuertes y... Grandes charcos de lodo. ¡Que Dios te de un Feliz Día!     Any Aular

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