LA NOCHEBUENA DEL CARPINTERO

Marcos regresaba a su casa al anochecer. Su corazón estaba triste y la nevada lo sorprendió mientras caminaba por aquellas calles. Tenía un mes sin trabajo, desde que habían comenzado los despidos en su país. Esa noche no llevaba nada para comer, y era Navidad. Se quedó sentado en las escalinatas que llevaban hasta su casa, descorazonado, pensando en lo poco que vale el que sólo sabe labrar madera. Estando en medio de su autocompasión, de pronto escuchó que lo llamaban, era el ama de llaves de una de las familias afortunadas de la zona. Salió corriendo, y al llegar le pidieron que armara el nacimiento de la casa. Entre el alboroto de alegría que hacían los niños, empezó el carpintero a disponer su labor. ¡Con qué gozo esgrimía el martillo, escogía la punta, la hincaba en la madera, la remachaba! ¡Qué renovación de su ser, qué bríos y qué fuerzas morales le entraban al empuñar, después de tanto tiempo, los útiles del trabajo! Cuando el tablado estuvo ent...